A Paco Roncero, la excepción...
- E.T.
- 13 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 feb
Paco Roncero es un nombre propio en este país. Por eso, y para diferenciarlo de otros Pacos de este proyecto, usaré su apellido. Cada vez más conocido por su exposición pública, cada vez más mediatizado, y cada vez personaje más que persona.

Es lo que suele ocurrir cuando uno triunfa en su profesión y alcanza cierta visibilidad, se construye a su alrededor una carcasa que ni siquiera es real, pero que es la que la gente ve e interpreta. Conseguir que ese personaje sea lo más parecido a la persona real es un reto difícil y no todos lo consiguen.
Con Paco coincidí durante unos años por motivos profesionales. Compartimos algunos momentos, reuniones y situaciones peculiares.. Y anécdotas como que nos compramos exactamente la misma moto en la misma fecha…
Pero sobre todo le recuerdo por un gesto que le honra especialmente. Cuando yo dejé la compañía para la que ambos trabajábamos para emprender otro proyecto, Paco nos invitó a mí y a mi mujer a cenar en su restaurante como despedida. A decir verdad, esa fue la única despedida que tuve, y fue a título personal. La compañía no estaba muy conforme con mi salida, y aún así Paco me invitó expresamente, lo cual hacia su gesto aún más valioso.
Hace unos meses salió su nombre en un proyecto en el que estoy trabajando y de pronto tuve la tentación de decir que yo podría contactar con él, porque le conocía. Quizás fuera una temeridad, porque habían pasado más de 10 años de aquello, pero me comprometí a intentarlo.
No tardé en contactar con él y enviarle un mensaje. Desde la distancia y desde la prudencia de pensar que, siendo ahora tan conocido, quizás no me prestaría mucha atención.
Soy demasiado afectuoso y tiendo a esperar que las personas alberguen los mismos afectos que a mí me generan. Pero sé que no siempre es así.
He pasado por varios ciclos profesionales. He estado en empresas enormes y otras no tanto. Siempre tuve claro que uno es lo que su cargo o la empresa que le respalda, y que quienes creen que el trabajo forja amistades verdaderas no entiende cómo funciona esto. Los afectos y los intereses son cosas que tienden a mezclarse con demasiada facilidad.
Pero aun así he tenido muchas decepciones con personas a las que he ayudado de forma abierta y que después me han ignorado. Sencillamente porque mi cargo ya no era interesante. A veces de forma tan evidente como hiriente. Y aun sabiendo cómo funciona este mundo no ha dejado de sorprenderme la maravillosa frialdad con la que algunas personas me han ignorado y algunas de las mediocres excusas esgrimidas.
Paco me contestó casi de inmediato. Cariñoso y afectivo. Incluso días más tarde me escribió de nuevo para avanzar. Acostumbrado a las decepciones y los silencios, me hizo mucha ilusión comprobar que me recordaba con afecto. Igual que yo a él.
Paco me ha reconciliado con las personas famosas y sus entornos con los que he tenido que trabajar en varias ocasiones. He vivido muy de cerca la evolución y la transformación de algunos deportistas y he comprobado cómo iban convirtiéndose en personas distintas.
La gestión del éxito y la fama es complicada. Y es algo natural y entendible. Cuando alguien triunfa y es reconocido públicamente, se van generando barreras a su alrededor. Son medidas de protección que cualquiera entenderá. Personas que filtran y deciden su día a día. Cambios en su actitud pública...Pero uno piensa que en esencia la persona sigue siendo la misma y no siempre es así. Supongo que Paco es una excepción y me encanta que así sea.
Grande Paco. Gracias por hacerme sentir apreciado en aquella despedida y en esta etapa de mi vida la que estoy reconstruyendo afectos y no intereses.
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