A Andrew, mi mentor
- MIL GRACIAS
- 18 may
- 2 Min. de lectura
DE: FERNANDO

Todos necesitamos un mentor y Andrew fué el mío.
Era mi profesor en clase de proyectos en Segundo de carrera. Nos vimos por dentro desde el primer minuto, fuimos profe-alumno, co-profesores, jefe-trabajador, socios, confidentes, pero sobre todo somos amigos.
Tener una figura a quién admirar, con la sabiduría que te falta de jóven. Tener alguien que da pasos y te invita a seguirle, tener un crack en tu vida, hace que te sientas seguro en el momento más trascendental de tu vida, ese cambio de piel cuando pasas de jovencito apañao a profesional solvente.
Estudié lejos de casa y mi familia no estaba ahí para ir comentando las jugadas, así que me colqué a la generosa sombra de Andrew, un tipo apuesto de 1,95, grandote y sonriente. Joder, quién no quiere un hermano mayor así!
Andrew me iba dejando hacer, incluso llegamos a ser socios en un estudio de diseño que montamos en su salón de la calle Valencia. Nos iba bien, no ganábamos dinero, pero era divertido.
Cuando ibamos a ponernos en serio, me dió miedo la responsabilidad y nos separamos.
Nuestras vidas tenían tempos y necesidades diferentes.
Luego te fuiste a NY a montar tu estudio y una familia maravillosa.
Desde entonces sólo nos hemos visto tres veces en 30 años y nunca he tenido ese momento para agradecerte todo lo que supuso tu confianza en mi.
Que me dieras la oportunidad en el primer trabajo como diseñador de verdad y que luego soltases mi nombre cuando te preguntaron por un diseñador de trenes.
Esa intrascendente respuesta ha dibujado mi camino y ahora que miro atrás veo que tu mano al principio de la línea.
Nos quedan muchas cosas por ver, tu ya estás de salida y te deseo lo mejor en la segunda juventud.
No podré agradecer nunca el apoyo que me diste cuando me tocaba madurar.
Gracias Andrew!
Te quiero.
Comentarios