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A mi padre.

  • Foto del escritor: E.T.
    E.T.
  • 27 ene
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb


Fernando Tellechea Dueñas
Fernando Tellechea Dueñas

Fernando Tellechea Dueñas, con nombre y apellidos. Como debiera ser recordado siempre. Un señor. Aún no he encontrado a quien no hable de él con cariño. Con ese cariño especial, que solo algunas personas consiguen generar. Porque no era un cariño simplón sino afecto sincero, grande, amigo, con algo de admiración y respeto.

 

Por lo que hizo y por cómo lo hizo, con honestidad, generando afectos y pocos o ningún enemigo. Recuerdo el día de su funeral y a todas esas personas que rebuscaban entre sus palabras la mejor forma de describirte. Todos sonreían al recordarte, como cuando recuerdas algo bonito.

 

Fernando Tellechea Dueñas hizo muchas cosas en su vida pero a mí solo me interesa lo que hizo de mí. Gracias Papá, porque cada día me reconozco en ti en miles de gestos, cosas y actitudes. Frases que de pronto digo.  Y para mí es un orgullo, un honor y un regalo. Cosas que me salen porque te las vi hacer y las admiré. Callada o abiertamente, pero que me han guiado en todos estos años.  Sin enseñanzas ni pedantería, solo con tu forma de ser.

 

Los 4 hermanos tuvimos el padre que necesitan los niños, una figura insigne y a la vez cercana. Y de jóvenes obedecimos tu disciplina amable.

 

Pero nos ha faltado el padre que también necesitamos los adultos. Ese que tiene la misión más importante: la de ser una referencia para la familia. Pero no pudo ser. En estos años he tenido que hacer de tí en algunos momentos y no ha sido fácil. Me hubieran ayudado tanto tus opiniones en algunos momentos.

 

Pero sobre todo, me queda la tremenda angustia de no haber podido compartir contigo las mejores cosas de mi vida: mi mujer, mi hija y mis logros. Cote te habría encantado, ella usa ahora tu colección de cuchillos japoneses y está enamorada de tu hijo. Martina te habría querido muchísimo porque se abraza enseguida a las personas tranquilas, buenas y divertidas, como si detectara la energía positiva.

 

He aprendido a vivir sin ti. Pero a veces imagino cómo sería si aun estuvieras y me encanta pensar que estarías orgulloso de mi. Han sido tantos momentos especiales en que me hubiera encantado enseñarte mi trabajo y mis proyectos. Escuchar tu aprobación haría que mi vida fuera plena. Dicen que me parezco cada día más a ti y no se me ocurre nadie más a quien quisiera parecerme.


Editado: hace unos días celebré una comida con mi equipo de colaboradores y amigos de THE NULL para celebrar los primeros 10 años. Era una comida de risas en la que yo regalaría una camiseta y unas frases a cada uno. Pero la cosa se torció.

 

En plena comida, por sorpresa, me apartaron el plato y me pusieron delante un ordenador, apretaron una tecla y empezó un video con unos 30 testimonios de personas felicitándome por los 10 años de la empresa. Lloré de principio a fin. Primero por la sorpresa, luego por las palabras. La gente no suele regalar su tiempo para cumplidos. Cada una de las personas que aparecía encontraba la manera de decirme que me apreciaba más allá de nuestra colaboración. Estaba abrumado y me sentí muy querido. Y me invadió un pensamiento de inmediato. Pensé en mi padre, y por primera vez sentí que todo aquello me hacía como él. Mi padre producía la misma sensación en las personas. Yo no esperaba tanto cariño y me emocioné. Me hizo sentir un avergonzado y feliz a la vez. Y me recordó que lo más importante que hizo mi padre fue generar un enorme afecto en la gente.  Ojalá lo hubiera sabido, ojalá se lo hubieran dicho, como a mí. Tarde muchos minutos en recomponerme. Y toda esta semana he vivido como en una nube, porque la vida tiene estos momentos mágicos guardados.

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