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A Gonzalo y Gema por tan ser fieles a si mismos.

  • Foto del escritor: E.T.
    E.T.
  • 22 ene
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb


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Gonzalo es un fotógrafo, un piloto, un buceador… cualquier cosa que le permita estar activo, vivo, en marcha.  Gema es profesora abnegada, el cariño hecho persona, la paciencia y la bondad.

 

Las personas que más me gustan en el mundo son las que son fieles a si mismas. Es una expresión que uso bastante y que describe perfectamente a quienes son lo que son por encima de idas y venidas, de modas, pase lo que pase. Incluso el tiempo.

 

Si cualquiera de nosotros miramos hacia atrás seguro que encontraremos una vida de inconsistencias, pruebas y error, cambios, mudanzas, experimentos, cambios físicos…

Pocos encontrarán una línea de coherencia vital tan clara como la suya. Desde que tengo recuerdos, Gonzalo y Gema han estado en algo extremo o al aire libre. Esquí, windsurf, motos, bicicletas, coches… y siempre por una cuestión de espítiru, nada de apariencias. Y durante muchos años renunciando a comodidades que muchos consideraríamos imprescindibles.

 

Lo verdaderamente especial y único es Gonzalo fue cumpliendo los 40, los 50 y hoy a sus más de 60, sigue resistiéndose a ir a un hotel pudiendo dormir en su furgoneta.

Es ese señor que está solo en la playa, de brazos cruzados, esperando al viento de levante en Tarifa, ese que selecciona a los realmente buenos y aparca a los posturistas. No perdona una salida en bicicleta, sigue preparando sus motos pensando en correr algún campeonato… y así seguirá.

 

Y para agravarlo aún más, en todos esto años ha estado con Gema, la maravillosa Gema, la incondicional Gema, que hace años decidió acompañarle, no solo en la vida, sino también en el buceo la bici, el camping… y imponiendo su energía positiva a todo. Gema le enseñó, literalmente, a Gonzalo a dar abrazos y a aceptarlos. Se convirtió en el remolque de su furgoneta para que pudiera seguir funcionando. Le añadió recetas nuevas, le añadió ternura, le abrió los ojos y con la determinación de una navarrica ha ido empujando esa aventura hasta el punto de que sin ella la cosa no tendría sentido.

 

Mi hija sigue recordando con verdadero cariño los veranos en Tarifa y esas noches que se iba con ellos y los niños a dormir al camping. Dormir en tiendas de campaña, junto al mar, cocinar la cena en un hornillo, desayunar descalzos zumos y galletas… el día que subió a una tabla de windsurf de paseo, las grabaciones bajo el agua en la piscina…. son parte de los recuerdos de una niñez feliz y me encanta que las haya disfrutado tanto y que las recuerde siempre con ellos. Desde luego con nosotros habrían sido imposibles.

 

Han sido muchos años, las familias han ido creciendo, hijos, problemas… la vida ocurriendo. Y a pesar de ser tan distintos, siempre hemos ido encontrando maneras de compatibilizar sus inquietudes y nuestras quietudes.

 

Gracias Gonzalo por ser un ejemplo sin querer serlo. Por no importarte lo que le importa al común de los mortales. Por desoír los avisos. Y gracias, Gema, por cuidarle sin que se deje. Y por ser tan cariñosamente única con todo.

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