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A Eloy y su arte de vivir

  • Foto del escritor: E.T.
    E.T.
  • 13 ene
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb


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Eloy es de esas personas que no imaginas que existen en la vida real. Podría perfectamente pasar por el personaje principal de una serie de Netflix inspirada en el mundo del arte moderno, la moda y los entornos sociales más restringidos. Maneras de actor no le faltan y desde luego es protagonista en todo lo que se involucra.

 

Comisario de las exposiciones más exitosas sobre el mundo de la moda, embajador de marcas, marchante y asesor, Eloy vive del arte de vivir. De su sensibilidad, su experiencia, su mirada artística, su enciclopedia mental y su carisma. Materias todas ellas que se aprenden pero que no enseñan en ningún lugar.

 

Desde hace unos años nos regala una vista guiada a la feria Arco. Está él y una suerte de pandilla basura que vamos a su rebufo. Con nuestra ropa de algodón y zapatos no artesanos, con suerte entendemos la mitad de lo que nos cuenta. Recuerdo que en mi primera visita, mantuve un sepulcral silencio esperando que al menos mi gesto me diera un aire interesante. Aún recuerdo el asombro al escuchar como explicaba conceptos abstractos del alma de un artista, desgranaba su tormento y su alivio expresivo.

 

Para mi es una referencia porque me ha dado esperanzas con su ejemplo de que es posible vivir y dedicarse a algo que no sea un trabajo que se explique en una tarjeta de visita. Que no hay que ser financiero, abogado o director de marketing para tener una vida. Y en eso ando yo. Eloy trabajó durante muchos años para conseguir ser hoy un referente en su sector y sin duda merece su prestigio.

 

En 2016 recibí el encargo de desarrollar un concepto para un espectacular proyecto de hotel en París. Y me atreví a pedirle ayuda ya que tenía la intención de que estuviera inspirado en la imaginería del París de los años 50 y la moda. Le mostré unos bocetos y de inmediato Eloy desplegó su magia. Durante un par de horas habló y habló sin un guión ni una anotación. Con una maestría y precisión al alcance de muy pocos.Quizás de nadie mas. Llevado por ese trance que le envuelve a uno cuando habla de lo que más le gusta. Me sentí privilegiado y afortunado ¿cuántas veces ocurre que tengas una idea y uno de tus amigos sea el mayor especialista del mundo en eso precisamente?

 

Mi propuesta final nunca estaría a la altura de Eloy, porque yo tenía que convertirlo en algo real y material. Ni era capaz de trasladar a un power point tanta poesía, pero fue un éxito incluso para el chauvinista equipo de arquitectura parisino que lideraría el proyecto. Y le propuse como comisario para el proyecto. Por avatares geopolíticos miserables, el proyecto no prosperó y a las pocas semanas tuvimos que volver a guardar todo aquel maravilloso perfume en el frasco.

 

Querido Eloy, gracias una vez más por aquello. Ojalá encuentre la forma de devolverte tanto. Pero sobre todo gracias por ir ablandándome el ojo año a año con el arte contemporáneo.

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