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A Eduardo, el pensador útil...

  • Foto del escritor: E.T.
    E.T.
  • 16 ene
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 26 feb

Pensar de forma útil, es una inteligencia diferente...
Pensar de forma útil, es una inteligencia diferente...

Un amigo, amigo, amigo….que, como yo, se reinventó por completo en la segunda juventud. Otro espécimen difícil de clasificar que por puro inconformismo intelectual un día se puso un disfraz para ser otro. Pero fue el propio disfraz el que sacó al genio. Y acabó siendo de verdad. Eduardo es un personaje auto cumplido. Aquello le sirvió de catapulta para salir del aburrimiento corporativo y convertirse en la criatura que es hoy.

 

Nos conocimos hará unos 20 años cuando trabajábamos en la todopoderosa Telefónica. Luego pasó por otras industrias y siempre fue creando puestos que no existían, proyectos que no estaban en los planes de nadie… y siempre conseguía que sus CEO se entusiasmaran con su forma de pensar.

 

Igual que los niños hablan de lo que les gustaría ser de mayores, recuerdo una conversación, sobre qué nos gustaría ser de autónomos. En aquel entonces barruntaba la posibilidad de emprender su propia carrera. Le inquietaban las pseudoteorías del neuromárketing, el funcionamiento de la mente… aquel fue el principio del cambio.

 

Han pasado años y a día de hoy sigue sin saber qué quiere ser… Pero lo es ya. Es una suerte de pensador al que yo recurro cada vez que necesito ordenar ideas, recorrer procesos complejos que tengan que ver con la innovación, transformación, estrategia, posicionamiento de marcas o cuando simplemente necesito pensar en serio, con estatura y nivel profesional. Si no sonara tan rematada mal, podría decirse que presta un servicio de pensamiento pseudo humanista, pseudo científico y pseudo marketiniano para empresas.

 

Pero hay que ser Eduardo para que eso sea creible. Deberían existir niveles de capacitación intelectual/profesional en base a la simple capacidad de pensar.

 

Habría un primer nivel usuario, en el que incluiría a todas las personas que consumen lo que oyen y que no implique mucho esfuerzo de abstracción. Personas que jamás se han construido para si una teoría sobre nada y que les parece bien todo lo que le cuentan.

 

Luego el nivel intermedio, el que llena las estadísticas y las cabezas de los gentilhombres y mujeres que compran las ideas porque están bien formuladas o empaquetadas y conectan con ellas. Con suerte llegan a conclusiones propias, pero en general si tienen algunos conceptos básicos interiorizados.

 

Y por último el nivel experto al que solo acceden quienes realmente estudian, buscan, contrastan y elaboran teorías. Aquellos que desmiembran proyectos para construir metodologías y razonamientos.

 

Y por encima de eso, a modo de cum laude, está el pensamiento transversal y útil de quienes han desarrollado además de teorías una utilidad real para ellas. Que bajan el razonamiento al barro. Aquí es donde reina Eduardo.

 

Yo escucho a mucha gente a diario pero cada vez aprendo menos de ellas. Al cabo de un rato siempre encuentro su libro de instrucciones, su cartón. A la segunda reunión empieza a repetirse y es como cuando le ves el truco al mago. Con Eduardo a cada proyecto contengo mi asombro.

 

Nos une una gran complicidad porque, aunque hagamos cosas distintas, ambos pensamos que en muchas de las organizaciones para las que trabajamos esencialmente lo que falta es calma y tiempo para pensar y ordenar ideas. Y yo en la parte digamos más creativa y él en la arquitectura de conceptos, modestamente construimos juntos mundos bastante interesantes, que tienen mucho sentido y un aspecto increíble.

 

De Eduardo lo extraigo todo, es una fuente de crecimiento profesional.  Pero siempre le estaré agradecido por explicarme el proceso para definir y formular un propósito. Y de cómo aplicarlo al ámbito personal. Me ayudó a definir mi propósito personal en la vida y desde aquel día todo parece más fácil.

 

Gracias por esta reinvención personal y profesional que en paralelo hemos construido en estos años. Por hacer que mis proyectos sean mejores y darles estatura intelectual. Y por las conversaciones gamberras con las que nos reímos de nosotros mismos para no permitirnos acercarnos ni un milímetro a la autocomplacencia.

1 comentario


Eduardo es seguramente la persona que conozco que mejor encarna la famosa prescripción estratégica de la gran Dolly Parton: "Find out who you are, and do it on purpose".


Vamos, que toca las pelotas porque quiere y porque lo hace a las mil maravillas ayudando así a todo el que quiera dejarse ayudar por su don. Y es disciplinado en no dar respiro, que no debe ser fácil. Sigue así, Eduardo.

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