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A David, un pésimo vendedor.

  • Foto del escritor: E.T.
    E.T.
  • 26 ene
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb



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David es un contacto de mi móvil desde hace más de 30 terminales. Porque es ahí donde se comprueba la edad de una amistad. Hubo un tiempo en que si cambiabas de móvil solo tenías espacio en la tarjeta SIM para 128 contactos, nada más. Esos eran los que pasaban al nuevo terminal. Los elegidos. Y David siempre estuvo ahí. El resto o bien desaparecían o acababan en un Excel difícil de manejar.

 

Cuando yo empezaba mi carrera profesional compartí con David proyectos que claramente me venían grandes. Yo trabajé en una de las empresas mas sexys del momento por su inversión en patrocinios y en deporte y eso me puso en la agenda de muchas empresas. Más que a mí, a mi función. Siempre he tenido claro que cuando eres un comprador de servicios, el servilismo de otros aparece y hay que saber detectarlo.

 

David fue primero un proveedor del que lo aprendía todo, luego colega, amigo y finalmente amigo de verdad. Esa categoría con la que generalmente se describe a aquellas personas a las que no importa si no ves dos años porque todo sigue intacto. Esas personas que pase lo que pase no te sorprenderán. Y con la que puedes hablar haya o no un proyecto de por medio.

 

David siempre fue un perfil comercial, despierto, activo y honesto. Un caballero, educado y eficaz a la vez. Atento a lanzar oportunidades, pero nunca inoportuno. Para mí una auténtica escuela y una referencia de cómo la venta no está reñida con la categoría personal. Por eso le ha ido tan bien siempre.

 

Lleva años escribiendo sus memorias profesionales, pero teme que si las publica haya una catarsis en el mundo del deporte y la empresa española. Y seguro que así será. David ha sido parte, o protagonista, de muchos de los más relevantes proyectos deportivos, manager de deportistas, creador de eventos y conceptos únicos…. Y seguro que atesora experiencias surrealistas, imposibles, absurdas, magistrales, vergonzosas que ha sabido administrar con su impecable ética. Tanto que nunca le he sonsacado ninguna y sé que son centenares.

 

“Memorias de un mal vendedor” será el título del libro según me contó. Libro que estoy deseando leer. Deseando. Libro que muchos estarán deseando que nunca vea la luz.

 

Gracias por algunas de tus frases que sigo usando y que seguro aparecen en ese libro.  Cuando afronto un proyecto o una idea siempre pienso y digo en una frase que te habré oído mil veces… “Empecemos y veamos donde muere. Y si no funciona…dos piedras.” Yo antes era de encontrar motivos para no hacer las cosas. Pero ya no. Ahora pienso que las cosas al menos hay que intentarlas, con una actitud realista, pero sin la ceguera de la ilusión desmedida, sabiendo que no todas ocurren… y que total, solo son dos piedras.

 

Gracias David, por ser siempre el mismo David a secas en mis móviles, estuviera yo en lo alto o en lo bajo. Estuvieras tú en esta o aquella empresa. Y por favor quiero ese libro.

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