top of page

A Carol, esa amiga del alma


ree

Te conocí un día cualquiera, como empiezan las mejores historias. Sin previo aviso, te subiste a mi coche el primer día de Universidad. Sin filtros. Natural como la vida misma. Y así empezó todo.



Desde entonces hemos recorrido juntas miles de kilómetros, por fuera y por dentro. Hemos subido murallas chinas - la auténtica y muchas otras bastante más altas, más frías y más solitarias - y siempre lo hemos hecho de la mano, incluso cuando alguna de las dos ya no podía más.



Tú has sido esa voz que ha empujado mi autoestima cuando se caía a pedazos. Has sabido leer mis silencios y mis tormentas con una paciencia infinita, soportando mis días nublados como quien cuida un jardín que sabe que florecerá de nuevo. Nunca me has juzgado, sino que me has sostenido.



En esta vida loca hemos formado equipo, hemos perdido más billetes de avión que nadie - con intención, claro - para alargar abrazos, risas o aventuras. Aún recuerdo aquella Nochevieja en mitad de una carretera de Florida, celebrando las campanadas españolas en una gasolinera de mala muerte, brindando por todo y por nada.



La vida nos ha golpeado a la vez, como si se hubiera puesto de acuerdo para probarnos. Pero tú eres muy valiente querida, no lo olvides nunca. Y si lo olvidas, te lo recordaré hasta la saciedad, hasta que cale en tus huesos.



Bella Amiga:


Gracias por tu generosidad, que no cabe en esta carta.


Gracias por dejarme ser yo.


Gracias por abrazarme siempre con el alma.


Gracias por seguir formando parte de mi vida.


Gracias por ser refugio, risa, locura y hogar.



Te quiere.


Nadia

Comentarios


bottom of page